El círculo se ha cerrado.
Volví donde una vez fui feliz para recomponer mis pedazos.
Dejando a un lado el sinsentido, descubrí que las metas son el camino que ahora recorro, aunque con nuevos miedos e inseguridades a cuestas.
Al día siguiente siempre toca volver a caminar, siendo consciente del verdadero significado del caos, la manipulación y la indiferencia.
Pero tampoco ahora es momento de ser débil.
Nunca quise ganar, solo estar completamente convencido.
Mi nuevo yo me susurra al oído palabras que suenan a liberación.
Ya no me culpo, ya no me miento, ya no me fallo.
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