Me invadí con mis propios recuerdos, me di media vuelta a mí
mismo y me quedé vacío. Me comprometí
con mi sombra y me convertí en mi propio puzle de una sola pieza.
Pasó tiempo...
Pero ahora ese blanco es un enorme lienzo con acuarelas de colores no inventados, sonrisas
tontas y abrazos que cortan la respiración. Yo, que un día fui el sinónimo del hielo, de repente, la cara más caprichosa del destino va y me convierte en un osito de gominola de Mr Wonderful y en el hazmerreír de mi pasado.
Y me como a
besos la vida.
Ahora recuerdo ese blanco impoluto y me resulta insoportable.
Y que apaguen el sol
de una vez, que ya tengo bastante con tu luz.