jueves, 8 de agosto de 2019

Me gustaría volverte a ver pronto

Recuerdo tu primera mirada después de abrirme la puerta. Me invitaste a entrar elegantemente, y como si nos conociéramos de toda la vida, me enseñaste tu casa y me invitaste a sentarme.

Solo nos separaba un vaso de agua y la timidez de dos personas que se observaban y fingían algo de indiferencia para no parecer dos locos que querían jugar a besarse sin conocerse de nada.

Lo pienso ahora, tantos días después, y creo que debería haberte dicho te quiero en ese mismo momento.

También recuerdo tu primera sonrisa. Como si fuera ayer. Apacible y risueña. 

Había algo en tu mirada que me perdía.

Y no me apetecía escaparme de ese laberinto en el que había entrado.

Te invité a entrar en él para que te perdieras conmigo y fue entonces cuando nos correspondimos a ese primer beso que encendió un mar infinito de emociones. 

Ya no importaba la salida. No había, de hecho, salida.

El portazo de despedida sonó a un hasta luego.

Y poco después, vagando entre la incertidumbre y la decisión, te dije: 



…Y pronto se convirtió en cada día, y cada día se convirtió en ti.

Y yo ya te quiero, cada día. 


Pósit: En mi cabeza sonaba Big World.


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