Te quiero tanto que a veces me cuesta creer que hayas sido
capaz de romper todos mis muros y hacerme vulnerable a ti.
Te quiero tanto que he decidido convertirte en mis defensas,
en mi afán por mantenerte aquí conmigo, decidido a superar cualquier viento que
la vida nos ponga en contra.
Te quiero tanto que no quiero hacerte a medias ni
deshacerte. Quiero hacerte entero.
Te quiero tanto… Tal y como eres, con tus manías, virtudes e
inseguridades, las mismas que tocaron a mi puerta enfrascadas en el embriagante
perfume de la timidez, pero firmemente decididas a enamorarme.
Te quiero tanto, a ti, tan elocuente a veces y tan
sinsentido otras.
Te quiero tanto, a ti, que te duermes viviéndome y te levantas
soñándome.
Te quiero tanto que no pienso desperdiciar ni un solo día sin
demostrarte que eres lo más bonito que la vida ha decidido ponerme en mi
camino.
Y lo haré despacio, leyéndote con calma y apreciando cada
uno de tus detalles.
Te quiero tanto que eres mi aire, mi trocito de cielo y mi
accidente preferido.
Te quiero tanto que me queda todo, todavía, por escribirte.
Y yo solo quiero seguir buscando palabras.