sábado, 29 de noviembre de 2014

IERI, OGGI E DOMANI

AÑO: 1963

PAÍS: Italia

DIRECTOR: Vittorio de Sica

REPARTO: 
Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Aldo Giuffre, Lino Mattera, Agostino Salvietti. 

GÉNERO: Comedia. Romance. 

Todo lo que el amor busca está en ella, escondido entre sus gestos, miradas, silencios y pensamientos...

En efecto, hablo de Sophia Loren, actriz que en la película ganadora del Óscar a la mejor película de habla no inglesa en el 64, "Ayer, hoy y mañana" (1963), protagoniza junto con su pareja artística Marcello Mastroianni toda una filosofía de vida, latente, pero algo transgredida, en la actualidad. 

Sophia Loren es capaz de encarnar a tres mujeres iguales pero distintas... vale, lo reconozco, aún no sé cómo explicarlo... la cuestión es que en la peli, que está dividida en tres historias, la actriz napolitana se regala: 

- En la primera parte es una vendedora de pitis llamada Adelina que no tiene ni pajolera idea de cómo pagar sus deudas hasta que se le ocurre tener un hijo por año, que no hace daño, para que la ley italiana le respalde. Hasta que su marido, Carmine Sbaratti, cansado de tanto meneo, deja de funcionar sexualmente. 

- En la segunda se narra un conflicto entre una mujer de clase alta y un periodista de clase media, Renzo, quien no es capaz de guiar nunca la situación a su favor. Un fabuloso relato donde se hace eco a la idea de que el tamaño de la cartera, a veces, también importa

- En la tercera, por último, se nos muestra a Mara, una mujer sinuosa, chispeante y esquiva, con algo de tendencia al pecado, pero que sana su lado oscuro ayudando a su moralista vecina a que su nieto, más cachondo que una cuba cada vez que la ve manejando a la perfección ese cuerpo de escándalo, vuelva al seminario.  

Pese a ser tres historias tan diferentes en su argumento tienen un punto en común: la mujer siempre está por encima del hombre, provocando fantasías en sus desgarbadas o descarriadas mentes masculinas y dando a relucir al unísono cuáles son todas sus debilidades, ya sea la falta de dinero, de seguridad, de sexo, de amor propio, o incluso de personalidad o autoestima. 

Y así... Como si se trataran de pajarillos recién salidos del nido, están expuestos al peligro constante de la IF (Inteligencia Femenina). 

Mastroianni en las dos primeras historias interpreta a dos personajes mucho más complejos, todo sea dicho, pero que sólo brillan contrastándolos con la impecable luz que emite el talento indiscutible de Sophia Loren. Un talento real, que sólo está al alcance de ella misma...



Actualmente much@s intentan imitar este tipo de autenticidad sin tener en cuenta que cualquier acto que se haga y esté inspirado en el erotismo que emanan otras personalidades quedará tan absolutamente descontextualizado que el resultado será aquello a lo que estamos tan acostumbrados a ver en el día de hoy: 40 fotos con morritos por día, 2 horas de duda, indecisión y selección por día, 30 minutos para filtrar las fotos del día, 2 publicaciones por día y 30 likes por día, aunque si es en instagram y te has hecho promoción y publicidad quizás sean 300

Es sólo entonces cuando realmente creemos que molamos. Cuando hemos entrado en la rueda del más absoluto vacío, del imbécil y antierótico hashtag: #follow4follow. El concepto que gira en torno a la mentira y el peligro que implica seguir ideales al pie de la letra: olvidarnos de quién somos realmente, para enseñar cómo es tu lavabo. 

La cinealidad de esta película es mostrar en su pura esencia a una mujer real y perfecta, capaz de poner morritos y conseguir millones de likes sin haberlo pretendido. 









domingo, 9 de noviembre de 2014

HER

AÑO: 2013

PAÍS: EEUU.

DIRECTOR: Spike Jonze. 

REPARTO: 
Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde, Chris Pratt, Sam Jaeger, Portia Doubleday, Katherine Boecher, Alia Janine, Matt Letscher. 

GÉNERO: Drama. Ciencia ficción. 

Hace aproximadamente tres meses que perdí mis auriculares. En otras circunstancias de mi vida me hubiese comprado unos nuevos al instante, sin embargo, la gran cantidad de trabajo que tengo, el #adictivo libro que me estoy leyendo de Jo Nesbo, y la poca batería que tengo siempre en el móvil por el cruel estado de su vejez, son algunos de los causantes que me han motivado a prescindir de escuchar música por la calle, con todo lo que ello implica: caminar al ritmo de lo que suena, imaginar situaciones ficticias o provocar un accidente. 


Entonces, 

Cuando dejas de escuchar música mientras caminas... al principio es duro, cuesta imaginarse una vida sin algo que te aporta felicidad, momentos de máximo esplendor, encuentros fortuitos con notas musicales que te ponen la gallina de piel. Cuesta abandonarla, mucho, ¿decirle adiós a Aretha Franklin? ¿a un Imagine a hora punta por el metro? ¿a un temazo de Journey en pleno apogeo emocional al recibir el primer cálido rayo de sol del día en pleno otoño? Eso es muy difícil, coño. Seamos realistas, es como dejar de fumar.  

Sin embargo, 

Cuando lo dejas, o porque tienes motivos reales, o porque los auriculares deciden abandonarte sin dar señal de vida alguna, es cuando ves que en la actualidad muchos viven como tú lo hacías... ensimismados en sus sistemas operativos, escondidos detrás de una careta que desde fuera se ve algo ridícula. Me explico. Se ve algo ridícula porque te estás privando de vivir cuando más tienes que hacerlo, cuando todos te ven, cuando toca demostrarle al mundo que aunque vivamos en el siglo del las pocas luces hay gente que se levanta radiante, tarareando a Journey o no, pero, sobre todo, activo y predispuesto a la vida y a todo lo bueno que ésta pueda darte. 

Pues sí. 

Her es una magnífica y elegante película dirigida por Spike Jonze que habla de una manera simpática, e incluso sexy, sobre una relación de amor que se forja entre un Sistema Operativo de Inteligencia Artificial y un ser humano de carne y hueso. 

Este tipo de relación es absolutamente creíble en nuestra realidad porque estamos muy acostumbrados a ver cómo la gente se enamora de imágenes irreales constantemente, imágenes llenas de marketing y millones de euros invertidos. Y esta credibilidad es la cinealidad de la película... la de darnos a entender que todo eso que pasa entre el dispositivo y el individuo es posible, pese a que sea  -aún- improbable. 


Joaquin Phoenix, tan dulce y tierno todo él, se enamora perdidamente de un ser sin cuerpo (cuya sensual voz la pone Scarlett Johansson), evitando los problemas que genera una relación en una vida real, pero creando otros que a mi parecer son algo más crudos: ¿No poder echar un polvo real? o peor aún ¿no poderle tocar la mejilla a tu pareja? Venga ya, ahora que mi batería falla y que no tengo auriculares, entiendo lo engañado que estuve... Y aunque recuerdo todos aquellos paseos con música como algo bonito (aix...) no pienso, por nada del mundo, perderme escuchar a un niño sonreír, a un pájaro piar o a un coche pitar histéricamente...  

Toca volver a empezar, pese a que mis auriculares hayan decidido abandonarme.