Como, por ejemplo, asomarte a un balcón y que, por casualidad, ahí abajo esté una persona que te quiso de verdad fumándose un cigarrillo a la desesperada.
Y que desde un acto de valentía le digas: No te fumes más de dos cigarrillos al día...
Y que él te conteste: ¿y cuántos te llevas tú?
Y yo le responda: cuatro
¿Sabes por qué nunca podrás entenderlo? Porque nunca has construido ningún edificio desde la verdad, porque nunca has estado en el ojo del huracán; y porque para ti amar es sinónimo de control y posesión.
Por eso, solo por eso, nunca podrás ahondar en la verdad de las personas desde sus problemas, desde sus movidas y tormentos...
Hey baby, que no importas tanto, porque tanta perfección camuflada entre ¡bingos y líneas! ha quedado opacada por la supuesta verdad de un ser indiferente a los matices de una vida tan puta como maravillosa.