miércoles, 11 de marzo de 2020

Era ahí

No puedes dejar arrastrarte tanto tiempo entre zarzas y yerbas que te impiden ver más allá de tus narices. 

Al final acabas asumiendo la rabia y la frustración como parte de un juego estúpido en el que dos personas se disputan por ganar el trofeo de la verdad absoluta. 

Pero no hay trofeo, ni verdad absoluta, solo ego. 

Al final, si te aprecias lo más mínimo, te darás cuenta de que lo mejor es soltarse de esa mano que te sujeta y asumir las heridas que te ha dejado ese viaje lleno de turbulencias. 

La duda, es la voz de la intuición.