miércoles, 29 de enero de 2014

Los 400 golpes

Hoy en la filmoteca de Catalunya hemos llevado a cabo una de las sesiones que más esperaba, puesto que estaba relacionada con una película que siempre había querido ver por su buena crítica: Los 400 golpes. Un film francés de François Truffaut de 1959 protagonizado por Jean-Pierre Léaud que narra la historia de un joven llamado Antonie Doniel, hijo indeseado que vive en un entorno familiar algo desagradable, lleno de mentiras y desconsideración. Su además falta de constancia con el estudio y torpeza en la vida, harán que se vaya acercando al  delito y a la soledad poco a poco, teniendo siempre como anhelo, ya sea en comisaría o detrás de un cigarrillo mal hecho, llegar a ver algo que nunca vio: el mar. 

Antonie Doniel con serios problemas para el estudio en clase

Siempre he dicho que tengo una especial debilidad con el francés, tanta, que no descarto la posibilidad de aprenderlo algún día, una vez mi inglés e italiano estén mucho más perfeccionados. La culpa de esta afición se podría decir que es del cine. Por muy cursi que pueda llegar a sonar, me parece mucho más romántica e idílica una película cuando la lengua original es el francés. Tómese como ejemplo: Amèlie, Jeux d'enfants, Les Choristes o La Vie en Rose, películas que guardo en mi adorada carpeta de "películas favoritas de Omar Higueras". 

Los 400 golpes no se queda para nada atrás, con ese naturalismo, delicadeza y a la vez rebeldía que desprende un protagonista algo desarraigado de las normas, la película ha logrado enternecer aquélla pequeña parte de las emociones que no se activa así como así. Se trata de una película ganadora de muchos premios, histórica por ser la primera de François Truffaut y una de las primeras de la Nouvelle Vague, un tipo de cine iniciado en Francia en la década los 50 por un grupo de cinéfilos que contemplaban el arte de filmar, entre otras cosas, como una vía para llegar al autoconocimiento. 

Siempre he dicho -y mi experiencia me lo ha demostrado- que es muy difícil mantener callados a los adolescentes en cualquier tipo de actividad escolar o extraescolar, pues bien, si tienes ese problema como profesor, y si te gustaría que tus alumnos aprendiesen sobre el lenguaje cinematográfico, esta película es el material didáctico perfecto. En primer lugar porque el personaje y su caracterización dentro de la trama está perfectamente tejido, y en segundo lugar porque al ser también adolescente y hacer cosas que también hacen los adolescentes se crea un vínculo inevitable entre el protagonista y el espectador, que no se rompe hasta el final de la película, cuando vemos al joven protagonista en el mar, por fin chapoteando sobre el agua salada después de su larga aventura vagando por el mundo de la búsqueda de la identidad y el instinto de la libertad.

Final abierto de la Película, ¿Qué pasará después de haber visto por primera vez el mar? François Truffaut no nos lo revela, zanja la historia con la mirada de Antoniel a cámara. 

No quiero parecer -para nada- un promotor de Los 400 golpes pero mírenla Señores y Señoras! No pierdan el tiempo! Una historia perfecta para ustedes, y una enciclopedia imprescindible para el aprendizaje sobre las emociones y el lenguaje cinematográfico de sus cándidos y risueños hijos! Además, por el módico placer de verla, se llevan a casa un ejemplo perfecto que define gran parte de la historia y la evolución técnica y teórica del Buen Cine Francés (BCF).

Y aquí, enlazo el tráiler:



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